La Resiliencia como esperanza y fortaleza en la Psicoterapia

El vocablo resiliencia deriva, etimológicamente, del latín, resilio, que significa volver atrás, volver de un salto, rebotar. El término fue adaptado de la ingeniería a la psicología para caracterizar aquellas personas que, a pesar de nacer y crecer en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y alegres.

        El término resiliencia se refiere originalmente, en ingeniería, a la capacidad de un material para recuperar su forma inicial después de someterse a una presión que lo deforme.

        Al hablar de resiliencia humana en psicología se comprende como la capacidad de una persona de vivir bien y desarrollarse positivamente, a pesar de las difíciles condiciones de vida y más aún, de salir fortalecidos y ser trasformados positivamente por ellas, son las experiencias denominadas acontecimientos vitales negativos.

        Posiblemente la resiliencia en cuanto realidad humana sea tan antigua como la propia humanidad, sin embargo el interés científico en ella es mucho más reciente.

        En la psicoterapia la resiliencia, como recurso técnico, busca que la  persona se fortalezca en aspectos muy puntuales de su personalidad. Que siga creciendo en armonía, que sea capaz de superar el miedo, que reconozca que posee la fortaleza  y la esperanza para convertir el conflicto en una oportunidad de crecimiento.

        El eminente psiquiatra Víctor Frankl, creador de la logoterapia, quien sobrevivió en un campo de concentración en la II guerra mundial, fue capaz de llegar a la libertad, después de la guerra, mediante la búsqueda y encuentro de un sentido. De igual forma podemos recordar las experiencias vitales de Schiller, Beethoven, von Karajan y otros distinguidos personajes históricos que, estando al borde de su destrucción personal, descubrieron y crearon situaciones a las cuales dotaron de sentido para abrazar, sostenidos en la fortaleza y la esperanza, una posición existencial sólida y fundada en la que Wojtyla la llamó la cultura de la vida en oposición a la cultura de la muerte.

        En la moderna psicoterapia, de fundamento antropológico y logoterapéutico, el terapeuta buscará, aquellas situaciones personales del paciente para que éste pueda dotarlas de sentido. Dicho en otros términos, el psicoterapeuta dará sentido a las fases de autoconocimiento y autodistanciamiento para que el paciente descubra la autotrascendencia. Logrado lo anterior se habrá conseguido la resiliencia personal y el paciente se despojará del sufrimiento provocado por el conflicto y encontrará, precisamente en éste, el camino de la paz interior y de la alegría ontológica. El paciente logrará descubrir, en su proceso de psicoterapia, la más íntima realidad del ser humano y pasará del homo patiens (V. Frankl) al homo gaudium (V. García Hoz).

        Basado en lo anterior, podemos afirmar que el psicoterapeuta, fomentará que el paciente, ante el conflicto emocional que le abruma y hace sufrir, limitando su crecimiento personal, descubra, con fundamento axiológico, las tradicionales virtudes humanas de fortaleza y esperanza y construya con ellas la resiliencia como el recurso que le lleve al sentido del conflicto.  

        Finalmente recordemos los conceptos de seguridad ontológica primaria y secundaria de Laing, así como el de protoconfianza de la Dra. Elizabeth Lukas como expresiones vivenciales y clínicas de la resiliencia.

        Concluyamos, afirmando que el enfoque fundado en la resiliencia puede aportar, significativamente, en la psicoterapia, el cultivo de la esperanza y la fortaleza realistas, porque sin negar los conflictos, centra la atención en las fuerzas axiológicas de la persona. Los griegos clásicos les llamaban virtudes.

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